Alí nuevamente nos convoca a su lecho de trinitarias y combate, se
acerca el 30 aniversario de su siembra en tiempos de grandes
contradicciones entre el culpable de todos los males que está sufriendo
mi pueblo, el viejo que no termina de morir y las pieles con olor a
caramelo que la patria acaba de parir.
Hoy la conciencia del deber social, el comandante amigo, la guitarra
madre salen al combate contra el bachaqueo, el contrabando de
extracción, el burocratismo, la corrupción etc. Pero ¿cuáles son las
fuerzas en pugnas? Entre las sanciones gringas, los expresidentes
derechistas apoyando una “transición”, y el ataque a Diosdado Cabello
podríamos perder el centro de la discusión, podríamos sin querer olvidar
que hay que enterrar al capitalismo “en el cementerio que construyen
los obreros”.
Remontémonos a los tiempos de aquel hombre en sandalias sacando a los
mercaderes del templo, a su imagen guerrillera, su memoria para siempre
plasmada en moldes de gloria, al gloria al bravo pueblo bajo la lluvia.
Todos estos momentos tienen en común; a un gigante entregándose a sí
mismo por la causa de los humildes, hombres que nos enseñaron a no
terminar en nosotros mismos así es como se configura la fuerza
revolucionaria, como un antiegoísmo innato en el líder que logra
transmitirlo a millones de personas con su prédica y su práctica
cotidiana a diferencia de la fuerza conservadora que siempre carga
consigo soluciones individuales a los problemas sociales, hombres que
terminan en la simpleza del “yo”.
En este punto es que Alí vuelve a tomar camino en miles guitarras que
hoy suenan aquellas canciones que viven por la vida. El olor de las
trinitarias toma vuelo entre la brisa Paraguanera y con dulzura nos dice
“Que no muera la esperanza, el combate, ni el amor”.
CON FLORES ROJAS Y PUÑO EN ALTO A LA MARCHA DE LOS CLAVELES
FRANCISCO GARCIA REYES